Abraza el presente

16 de abril de 2025

“Un día despertarás y ya no habrá más tiempo para hacer las cosas que siempre has querido hacer. Hazlas ahora”. Paulo Coelho.
En este post, cuento como un día de playa en familia me hizo ver la importancia del tiempo. Algo tan sencillo y común, como es la acción de coger arena de la playa con mis manos y notar como se escurre entre mis dedos, me hizo sentir la necesidad de abrazarme al presente.
¡Adelante, espero que os guste!

Disfrutando de un día de playa, mis hijos se acercaron a la orilla del mar con su padre, mientras yo, gozaba de un ratito para mi tomando el sol en mi toalla. ¡Bendita tranquilidad! exclamé yo, acompañada de un suspiro. Utilizando mis codos para apoyar parte de mi tronco y así poder alzar mi cabeza, empecé a observar a mi alrededor; el tamaño de las olas, las formas de las rocas, las figuras de las nubes… Durante un buen rato observé a unos bañistas que practicaban paddle surf, otros, a lo lejos, disfrutaban en su barquito de vela y por un momento pensé: <<cuando los niños sean un poquito más mayores, disfrutaremos de estos deportes.


Todavía son muy pequeños>>. Y ahí quedó la cosa… Miré para otro lado, y me fijé en una pareja con un niño muy pequeño, tendría 1 añito no más, estaba jugando con la arena mientras su madre, feliz, lo observaba y de vez en cuando, le limpiaba las arenas de su carita. Y por un momento, recordé: <<hace nada, mis niños eran así, ¡que mayores están ya!>>.


Sin darme cuenta, la nostalgia se apoderó de mí y durante un buen rato recordé los primeros días de playa de mis hijos, mientras de manera inconsciente, empecé a jugar con la arena. La cogía con mis manos y la dejaba caer entre mis dedos, un acto involuntario que todos hemos hecho alguna vez, pero está vez, algo era diferente, conecté la arena con el tiempo, los granitos eran cual segundos de un reloj que avanzaban sin detenerse, sin vuelta a atrás, sin regreso, colándose entre mis dedos. Podría coger más arena y volver a repetir la acción, pero ya no sería lo mismo, serían otros granitos, otros segundos. Me entró tal desasosiego, que me levanté de la toalla y me fui a buscar a mi familia. No quería perderme el presente, quería abrazarlo como si fuera el último día de playa.


El presente, el aquí, el ahora es para disfrutarlo, saborearlo. Para ello tienes que tomar la decisión de invertir más tiempo con quienes dan sentido a tu vidaTú tiempo te pertenece a ti, debes protegerlo, aprender a decir no y saber en qué, cómo, cuándo y con quien(es) quieres disfrutarlo. ¡Ojo! y ten mucho cuidado con “los ladrones del tiempo», ¿quiénes son? te preguntarás … Pues bien, son personas que se cuelan en tu vida cuando ellos quieren, cuando tienen un problema y necesitan liberarse ya, da igual la forma o el momento, actúan por impulsos. No son capaces o no quieren reflexionar y filtrar sobre el asunto, omiten preguntas tales como ¿es urgente?, ¿es importante?. Yo no digo que nos pueda pasar a cualquiera de nosotros en alguna ocasión, todos hemos tenido y tenemos problemas que nos parecen un mundo, la diferencia es que los ladrones del tiempo son consumidores de necesidades inmediatas, son recurrentes y nadie (a excepción de enfermedades o de otra índole de gravedad) tiene problemas vitales todos los días, la mayoría son problemas circunstanciales. Pero ellos no entienden o no quieren entender la diferencia, entonces invaden tu entorno y consumen tu tiempo, ese tiempo tan necesario para uno mismo, para cargarse las pilas, para estar presente.



Así que si suena el teléfono y no es un buen momento, déjalo sonar; si recibes un email que no es de tu agrado, espera a contestar, no contestes desde la emoción (Amígdala), contesta desde la razón y para ello tienes que dejar tiempo para que llegue al Neocortex (no dejes que el mono que llevas dentro se apodere de ti y conteste él; contesta tú y así no te arrepentirás). Recuerda, el teléfono y/o internet están para servirte, no te conviertas en su esclavo.

Por desgracia, estos ladrones del tiempo están en todas partes (en tu entorno personal, profesional, social), todos tenemos alguno cerca, los identificarás fácilmente, así que ¡no bajes la guardia!.

En nuestro día a día, vamos tan rápido, que muchas veces nos olvidamos de que existe el PRESENTE.


Tenemos interiorizadas acciones del pasado (ayer hice…) o del futuro (mañana voy a hacer…) que todos repetimos y no hacemos caso al presente ¡Qué pasa con el HOY!:

  • ¿Qué estoy haciendo?
  • ¿Qué me está pasando?
  • ¿Qué estoy pensando?
  • ¿Qué estoy sintiendo?


Te animo a que hagas este ejercicio: responde a estas preguntas/acciones del PRESENTE, en tu vida personal, familiar, laboral, social o en cualquier otro plano de tu vida que consideres interesante. Si lo ves complicado, céntrate en uno y dedícale 10 minutos al día, es más que suficiente, después anota tus respuestas/impresiones en una libreta y de vez en cuando, repásalas. De esta manera tan sencilla, empezarás a controlar tu tiempo, y construirás un ambiente confortable y saludable, para ti y también para tu entorno.

 Deja de ser un prisionero de tu pasado, abraza tu presente y conviértete en el arquitecto de tu futuro 😉