Alejarse de lo que no te hace bien no siempre será comprendido
Cuando decides irte de un lugar en el que te sientes incómoda, podrán decir que eres una exagerada, una egoísta e incluso “la mala”, pero no es así, lo que está pasando es que has empezado a priorizarte, a poner límites y eso, a esas personas le incomodan, saben que ya no pueden seguir aprovechándote de ti.
Existe una creencia limitante muy generalizada en la Sociedad actual, y es que se suele confundir el autocuidado con la desconsideración hacia los demás. A la gente le interesa más la validación externa que conocerse a si mimo, de ahí, que no se paren a reflexionar si lo que hacen, dicen o sienten está hiriendo de alguna manera a los demás, siguen la inercia de su propio interés, y eso, sí es egoísmo.
Desde la psicología, y en la consulta, hablamos sobre esto, les explico que las necesidades emocionales propias no son un acto de egoísmo, sino una muestra de responsabilidad personal. Implica tener el valor de tomar distancia de vínculos (familiares, sociales, laborales) que ya no contribuyen a su bienestar, incluso cuando aún existe afecto por la otra persona. Salir de ese escenario y mostrar silencio, no es escapar ni despreciar a los demás, es cuidarte.
Algunas de esas personas, te llamarán:
- Egoísta
- Exagerada
- Borde
- Mala
- Demasiado sensible
- Dramática
Pero lo que de verdad ocurre es que tu decisión incomoda, porque cuestiona dinámicas que otros prefieren no tocar. Al priorizarte, estás dejando al descubierto lo que esas personas que te critican no se atreven a hacer porque viven anestesiados y/o porque les conviene.
Poner límites en las relaciones personales no es una tarea fácil, cuesta mucho y el proceso es doloroso, pero cuando lo consigues, te sientes bien, te sientes libre, en paz, en calma contigo misma, es un acto de valentía y merece mucho la pena.